sábado, 16 de junio de 2007

[FanFic]-[El Cumpleaños 38 de Integra]-[Cap.7]

Integra estaba sentada frente a su escritorio, inclinada sobre unos cuantos papeles. Determinada a seguir con toda la carga de trabajo acumulado.

No iba a darles siquiera una razón para creer que había perdido el control sobre Alucard.

Después de todo, nada había cambiado con respecto a su trabajo.

Los monstruos aún necesitaban ser exterminados.

Alucard aún estaba haciendo su trabajo.

El papeleo aún necesitaba ser despachado.

Lo único diferente ahora era su vida “social”.

Integra bajó su pluma y pensó en los acontecimientos transcurridos esta semana.

Su cumpleaños, todo había comenzado esa noche.

Tenía ahora, treinta y ocho años de edad.

“Dios mío, pronto tendré cuarenta.”

Después de asistir a su fiesta de cumpleaños, y de descartar a los hijos de los Caballeros como potenciales esposos; había pasado la noche con Alucard.

Desde entonces, él se había vuelto muy posesivo con ella.

La había reclamado como suya frente a la Reina y todos los Caballeros.

Desde eso, habían hecho el amor dos veces. La primera, él se atrevió a violarla.

La segunda, dos días después, fue en la ducha. Acababa de despertar por la mañana e intentaba tomar un baño.

Simplemente se apareció ahí, tomó el jabón y comenzó a enjabonarla, desde los hombros a los tobillos.

Integra recordó esto con cariño. Sus grandes manos desparramaban la espuma en pequeños círculos por todo su cuerpo.

Todo el tiempo susurrando en su oído acerca de cómo le pertenecía desde siempre y para siempre. La acarició, la bañó, la cubrió con espuma.

Al final, no sólo gozaron en la ducha, sino que estuvieron juntos también en la cama, durante la mayor parte del día.

Integra sonrió. Una cosa era segura: estaba tratando con un vampiro muy viril.

Alguien tocó a la puerta y la sacó de sus pensamientos.

-Pase.

La puerta se abrió. Era Mouse. Traía la cena. Integra echó en falta a Walter. Al viejo Walter.

El antiguo Walter era cálido, dulce, cuidadoso y confiable. El Nuevo Walter era oscuro, meditabundo y espeluznante.

Incluso más que Alucard. Era normal que el primer vampiro de Integra fuera de ese modo, pero resultaba incómodo ver a Walter así.

Integra le pidió a Dios que arrancara fuera de él todo aquello que Millennium le metió dentro y que volviera pronto a ser el viejo Walter, al que tanto extrañaba.

El nuevo Walter era un hombre oscuro, que no le agradaba y en el cual, no confiaba. Pero no pudo obligarse a matarlo.

No es que ella no haya matado hombres con anterioridad. Lo hizo. Cumplió con su deber para con ellos y terminó con sus sufrimientos.

Envió sus almas al Cielo. Lloró por haberlos perdido.

Pero a este hombre en particular, su querido Walter, matarlo hubiera sido tanto así como aniquilar un pedazo de su propia alma.

Simplemente no podía hacerlo, no al que la había cuidado tras la muerte de su padre.

-¿Cómo se siente hoy, Amo?-Preguntó Mouse, colocando la bandeja de la cena en su escritorio.

-Bien.-Respondió Integra, regresando a su papeleo.

-No debería trabajar tanto, señorita Hellsing. no parece ser usted desde que se descompone todas las mañanas..-Comentó Mouse.

-Oh, no. No permitiré que nadie piense que perdí el control. Nuestra misión debe cumplirse.Mi trabajo será hecho.-Indicó Integra con firmeza, mientras abría otra carta.-No de nuevo.

-¿Sucede algo malo, Sir?-Preguntó Mouse.

-Sir Wellington. Quiere una disculpa por la casi muerte de su hijo.-Explicó Integra, poniéndose de pie y saboreando el aroma de su cena.

De repente, se dobló sobre sí misma, con dolor, y se apretó el estómago.

-Arrgghh.-Gimió Integra. Se cubrió la boca y corrió al cuarto de baño. Mouse levantó una ceja y sonrió.

-No pensé que mi forma de cocinar fuera tan mala.

Entonces, escuchó el vómito de Integra y el agua corriendo en el tocador. Mouse caminó hacia el baño. Golpeó la puerta y luego entró. Integra estaba lavándose la cara en el fregadero. La miró en el espejo.

-Hay algo malo con usted, Amo.-Anunció Mouse.-Y sé lo que es.

-También yo. Es sólo que no puedo resignarme a creerlo.-Suspiró Integra.

-Espere aquí, ya regreso.-Dijo Mouse.

Integra miró hacia su izquierda, pero ella se había ido. Decidió que lo mejor sería regresar e intentar tomar la cena en paz. Estaba a punto de terminar cuando Mouse regresó.

-¿Dónde has estado?-Preguntó Integra.-Pensé que habías dicho que volverías enseguida.

-Fui de compras. Me tomó un tiempo considerable, pues no sabía cuál traer. Por eso hay tres.

-Cada uno dice que se sabrá a lo sumo en dos minutos.-Explicó Mouse, dando a Integra una bolsa de mercado.

-¿Pruebas de embarazo?-Preguntó Integra, una vez que miró dentro.

-Así es, Sir. Ésta será color rosa, si está embarazada y blanca, si no es así. En cuanto a ésta otra…

-¿Y si sólo llamamos a mi doctor?-Preguntó Integra, o más bien, suplicó.

-¿Cómo sabe que él no llamará a la Reina para informarle de su condición?-Increpó Mouse.

Integra no respondió. Sólo tomó las pruebas y se dirigió una vez más, al cuarto de baño.

Mouse recogió la bandeja de la cena y estaba por irse, pero antes dijo…

-Si realmente desea la opinión de un médico, llamaré al Doctor Cornelia. Integra leía las etiquetas de cada envase. Siguió las instrucciones al pie de la letra. Ahora, estaba esperando el resultado. Por Dios, los 120 segundos más largos de su vida. Mouse tomó asiento en la silla de Integra.

-Entonces, el veredicto es…

-Positivo y rosado. Estoy embarazada.-Indicó, firmemente.

-Bueno, ya, por Dios. No debe ponerse tan feliz por eso.-Rió Mouse.

-Lo estoy, pero no del todo. Quería esto, pero no así. No estoy lista para ser madre.

-Nadie lo ha estado antes. ¿Se lo dirá a Alucard ahora o más tarde?-Preguntó la hija del vampiro, poniéndose de pie , cediéndole a Integra su lugar nuevamente.

-No, será después de haber visto un médico. ¿Ya ha despertado?

-Sí. Él, Walter y Seras, están alimentándose.-Contestó Mouse.

Integra frunció el ceño. Walter alimentándose. Ese era un horrendo pensamiento para ella.

-¿Cómo está Walter?¿Algún cambio?

-Se comporta. Al menos desde ahora en más, prometió quedarse en su cuarto y ya no es necesario encadenarlo. Para el resto del mundo Walter Dollneazz está muerto.-Le informó la media vampira.

Integra se relajó en su silla. No sabía por qué le alteraban tanto las palabras de Mouse.

Después de todo, Walter tenía 60 años. Un día él hubiera muerto y ella se habría sentido sola entonces.

Pero no, era el hecho de que ahora estaba no-muerto lo que tanto le molestaba. Integra ya no tenía poder alguno sobre él.

Fue por eso en primer lugar que lo hubiera mantenido oculto en el sótano indefinidamente.

De alguna manera, Alucard fue capaz de controlarlo. O tal vez fue porque ahora eran lo mismo; viejos camaradas, ambos vampiros, sirvientes de Hellsing.

DING DONG.

-¿Qué fue eso?-Preguntó Mouse.

-Debe ser el timbre de la puerta.-Informó Integra, sarcásticamente.

-¿De veras? Nunca lo oí antes.

-Porque es muy extraño que tengamos visitas. Tal vez se trata del Doctor Cornelia.-

-Es demasiado pronto para que sea él .

-Bueno, ve a ver quién es.-Le ordenó Integra.

-Si, Sir.-Le obedeció Mouse, en tanto se esfumaba.

No estuvo sola por mucho tiempo. Alucard se mostró nuevamente unos cuantos minutos luego de que su hija se retirara.

-Buenas noches, Integra.-La saludó.

-Buenas noches, Alucard.

-Tienes una sorpresa para mí.-Comenzó él , leyendo su mente.

-Es posible esté embarazada.-Anunció Integra, esperando para ver su reacción.

Alucard era puro diente en su malvada sonrisa.

-¿Es posible? Lo está o no. Con éstas cosas no hay nada intermedio. –Rió, rompiendo el silencio.

-Bueno, tres pruebas salieron positivas. Pero preferiría la opinión de un doctor antes de afirmar cualquier cosa.-Indicó Integra, caminando alrededor de su escritorio, hasta quedar frente a frente con él.

Alucard miró fijamente a Integra. Su cara angelical, su largo y delgado cuello, y su abdomen.

Integra se sobresaltó un poco cuando Alucard se arrodilló ante ella y colocó un oído en su estómago.

Le sonrió.

Le gustaba mirar hacia abajo, hacia él. Era muy poderoso y ella lo controlaba. Tenía poder sobre su poder y era eso lo que la hacía poderosa.

Ella deslizó sus dedos entre sus cabellos en tanto él escuchaba su estómago. De repente, él habló

-Gemelos.-Dijo.

-¿Qué?-Exclamó Integra.

-Va a tener gemelos.-Repitió.

-Dios mío.-Gimió Integra.

No estaba segura de poder manejar uno y ahora iba a tener que lidiar con dos.

¿Cuándo llegará el Doctor Cornelia?

Justo en ese momento, Mouse golpeó la puerta y entró en el cuarto. Vió a Alucard de rodillas y comenzó a retroceder para salir de la habitación.

-Lamento interrumpir.-Se disculpó ella.

-No interrumpiste.-Le corrigió Integra.-Sólo estaba escuchando a sus hijos.

-¡Hijos! Hombre, deje el cuarto por un minuto.-Rió Mouse, disimuladamente.

-¿Quién tocó a la puerta?-Preguntó Integra, con un sobresalto.

-Oh, James Wellington está abajo. Lo dejé en el cuarto de la televisión.-Informó Mouse.

Alucard gruñó.

-¿Qué hace aquí?-Exigió saber.

-Bueno, si me guío por las cartas de su padre, diría que es probable que esté aquí para recibir esa disculpa que le debes por haberle disparado. –Le dijo Integra a Alucard, en tanto él se ponía en pie.

-No lo haré.-Gruñó Alucard.

-En realidad, me dijo que vino a desafiar a Alucard por usted. Ahora que ha sanado sus heridas, espera que la lucha sea justa.-Explicó Mouse.

-¿Está solo?-Preguntó Alucard.

-Sí.-Contestó Mouse.-No hay nadie más en nuestros dominios. No hay quien le ayude, ni menos alguien que le salve.

-Alucard, déjalo en paz.-Le ordenó Integra.-Es tiempo de que aclaremos éste malentendido. Mouse, ven conmigo.

Alucard miró a Mouse, en tanto ella se encogía y se dedicaba a seguir la orden de Integra, hacia el pasillo.

Integra y Mouse entraron al cuarto de la TV. Sir James Wellington estaba de pie allí, esperándolas. Integra se colocó frente a él, en tanto Mouse aguardó más atrás.

-Sir Hellsing. ¿Cómo ha estado?-Preguntó Sir James.

-Me mantengo, gracias.-Replicó Integra. –La cuestión aquí es¿Cómo está usted?

-Sano rápido. Alucard no intentó matarme¿Verdad?-Preguntó James.

-No…Todavía estarían limpiando sus restos del techo si así fuera.-Dijo Integra, sentándose en su sofá.

-Siéntese, Sir Wellington. Hay grandes cosas por discutirse entre nosotros.

-Sólo mi padre es Sir Wellington. Por favor , llámeme James, o Jim si prefiere. –Corrigió.

-¿No le agrada su padre?-Preguntó Integra, curiosa por su irritada voz.

-Él nunca me quiso. Jamás me habló, ni me reconoció nada de lo que hice. Siempre estuvo demasiado ocupado trabajando. Fui enviado a la escuela militar ni bien tuve edad suficiente para ir. No me escribió, ni me hizo visitas. Me uní al Ejército y no volví la vista atrás. Entonces, un día, recibí una carta suya. Solicitaba mi presencia en el Palacio de Buckingham, para que fuese nombrado Caballero. No habían pasado ni dos segundos de eso y me dijo que era candidato para tomar su mano en matrimonio. No es necesario aclarar que me enfadé mucho. Ni siquiera consideré ir al baile, pero entonces me contaron sobre usted, acerca de cómo era una…Perdóneme el término…Bruja de helado corazón, y entre más lo hacían , más me interesaba conocerla. Así que asistí. Me alegra haberlo hecho.-Le confesó Sir James a Integra, mirándola fijamente.

-Acerca de eso, James¿No cree que una buena relación está basada no en mentiras, sino en verdades y confianza al decirlas?-Preguntó Integra.

-Por supuesto que yo nunca le mentiría.

-Soy yo quien le ha mentido a usted.

-¿Qué?¿Cuándo?

-Primero debe darme su solemne juramento de que nunca dirá a nadie lo que voy a decirle. – Insistió Integra.

-De acuerdo, lo juro.-Dijo él, preguntándose qué clase de secreto , aparte de Alucard , pudiera ser tan grandioso.

-James, no puedo convertirme en su esposa.-Le dijo Integra, con seriedad.-Pertenezco a Alucard.

-¿Entonces era eso?-Contestó James, no muy seguro de cómo abarajaría esa información.

-Sí. He aceptado su…Proposición.-Reveló Integra.-Y hay algo más que deberías saber.

-¿Y es…?-Preguntó con curiosidad.

-Estoy esperando sus hijos.

-¡¿Qué?!-Exclamó, sin creer una sola palabra de lo que Integra acababa de pronunciar.-¿Y ahora qué?-Le preguntó James.-Sabe bien que ellos aún esperan que nos casemos.

-¿No dijo que si no lo elegía como esposo, escogería a Mouse?-Preguntó a su vez Integra, recordando la noche de su fiesta de cumpleaños.

-Sí, pero su nombre era Kalle.-Recordó James.

-Mouse, ven aquí.-La llamó Integra.

Mouse avanzó unos pasos y esperó a ser reconocida.

-James, ésta es Mouse.-Dijo Integra.

Sir James se puso de pie y fue hacia ella. La miró de arriba abajo. Mouse no se movió, pero lo miró por el rabillo del ojo todo el tiempo.

-Pero ella es más joven que la persona que te escoltó al baile.-Comentó James.

-Mouse, muéstrale.-Ordenó Integra.

Mouse transformó su apariencia y Sir James se quedó mudo de asombro ante la joven que conoció un par de noches atrás.

-Significa que ella es un…un…

-Vampiro.-Terminó Integra.

-¿Llevaste un vampiro al Palacio de Buckingham?-Le preguntó.

-A la larga y a la corta, lo hice.

-Eso explica las pruebas. Como fue que hizo…-Comprendió en voz alta.-Integra, usted está demente…

-Al borde, sin duda alguna. Creo en las presentaciones formales. Coronel Sargento James Wellington, ésta es Mouse. Su verdadero nombre es Kalle, pero ella prefiere “Mouse”. Kalle, éste es el Sargento Coronel James Wellington. El hombre al que escogiste para que yo desposara.-Los presentó Integra.

Sir James miró a Integra y a Mouse, una y otra vez. Entonces, Mouse cambió frente a sus ojos y volvió a ser la de antes.

-Entonces, tiene dos vampiros entre su servidumbre… -Comentó James.

-De hecho, tengo cuatro. Y debo pedirle que mantenga el secreto. Nadie salvo usted conoce de ellos.-Le reveló Integra.-No debe haber secretos entre nosotros, como si estuviésemos casados ante la corte de ésta forma. Confío en que sabrá guardarlo por su propio bien.

-Tiene mi palabra, desde luego. Pero yo…-Sir James avanzó hacia Mouse y tocó su hombro, como si buscara comprobar si era real. –Es increíble. Es tan…Normal. He oído historias sobre el monstruo Alucard, acerca de cómo los vampiros son grandes, malos, seres sedientos de sangre todo el tiempo…-Citó James.

-Pero no cazamos mujeres ni niños. Nos fascina drenar la vida de nuestras víctimas, para sustentar la nuestra. Le aseguro, James, que soy eso y muchas cosas más cuando me molestan. –Dijo Mouse, con una malvada y juguetona sonrisa.

-Pero te ves…Como si pudieras ser mi hermanita. ¿Qué edad tienes?

-Tengo 402 años de edad, pero mi vida finalizó a los 16.

-¡16¡Ni siquiera es legal!

Mouse se rió entre dientes.

-Soy lo suficientemente mayor como para conocerte mejor.

-No hay forma de que me enamore de ti.-Dijo James.

-Sólo hay una forma de decirlo.-Le recordó Integra estudiando la situación de lejos.

-¡No la besaré¡Podría ir a prisión!-Se aterró James.

-Mouse.-Llamó Integra.

-¿Mhhh?-Dijo Mouse , aún frente a James, en tanto sus ojos se volvían rojos y relucientes.

-¿Puedes hacerte ver un poco mayor?-Le pidió Integra.

-Bueno, lo haría mejor si fumara, bebiera coñac y usara ropa de hombre.-Replicó Mouse, riendo entre dientes.

-Mouse.-Le reprendió Integra.

-Cierra tus ojos, James.-Pidió Mouse. Lo hizo y Mouse cambió su apariencia hasta verse como si tuviera alrededor de 21 años. -De acuerdo. Puedes abrirlos.-Le dijo entonces. Sir James la miró , tras su cambio de imagen, con las pupilas dilatadas.

-¿Mejor?-Le preguntó Mouse.

-¿Por qué no pudiste morir a los 21?-Le dijo, acercándosele.

-Porque los vampiros que asesinaron a mi familia no tenían mucha paciencia.-Le desafió Mouse.

Sir James lo miró a los ojos. Sus pupilas se afinaron, recordándole que no era humana. De todos modos, el resto de la chica era delicioso de ver. Tenía un cuerpo atlético que no podía esconderse en el uniforme de Hellsing. La tela revelaba la fuerza de sus brazos. Los pantalones ajustaban una magnífica figura, especialmente cuando descendían por una cadera ejemplar.

Sir James la tomó, dudoso. Mouse se estremeció por el tacto cálido de su mano. Un sentimiento fogoso le atravesó el corazón. Quería sentir calor. Que él la hiciera sentirlo.

Sir James dió un paso hacia delante y reclamó los labios de Mouse. Al principio fue sólo probarlos, pero terminó profundizando. Integra frunció el ceño cuando vio a su ex prometido rodear a Mouse con los brazos, yendo más y más cerca de ella. Mouse no podía hacer nada consigo misma. Intentó contenerse, realmente trató de hacerlo. Pero podía oír su propio corazón resonando en sus oídos. Podía sentir la sangre fluyendo por esas venas.

-Pensé que era una ilusión.-Dijo él, acariciando su brazo.-Pero es real.

-Si se tratara sólo de una, está bien hecha y no sólo pensada para engañar a la gente tonta. Su fuerza descansa en que no podemos saberlo.

Olía su deseo. Regresó su beso gentilmente. Le abrazó y acarició su cabello. Él quebró el beso para dedicarse al cuello de Mouse. Lo succionó ante la debilidad de la joven. Ella mordió amable y dulcemente el suyo, con la boca hecha colmillos. Entonces encontró su herida y decidió probarla deslizando la lengua por su cuello. Lo succionó ante la debilidad de la joven. Ella mordió amable y dulcemente el suyo, con la boca hecha colmillos.

Sir James se estremeció al sentir el calor húmedo dentro de su carne , fue como un vaso de coca cola helada en un día muy caluroso. Se rindió a las múltiples sensaciones placenteras del beso vampírico. Sus rodillas se doblaron. Mouse lo sostuvo fuerte , manteniéndolo en pie , en tanto cambiaba hasta obtener su forma original. La sangre de ese hombre era tan cálida, tan dulce, fluyendo con excitación y deseo, que ella decidió probarla.

-Disfrútalo, Mouse. –Dijo Integra.-Es mi regalo, por servirme.

Cerró la puerta al salir de la habitación.

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