sábado, 16 de junio de 2007

[FanFic]-[El Cumpleaños 38 de Integra]-[Cap.6]


- ¡ ¿Has perdido tu maldita cabeza !-Rugió Integra.

Alucard simplemente se sentó en su silla con los pies en su escritorio, en su oficina por cierto. Sólo miró cómo ella gritaba y rabiaba, sentado.

-¿Sabes lo que nos harán ¡ Sobretodo a mi, si creen que perdí el control sobre ti ! -Vociferó.

-Pero lo has perdido. ¿O lo olvidaste?-Preguntó Alucard , con mucha frescura.

Entonces, Integra lo recordó. Cómo ella se había entregado. Cómo se había dejado tocar, amar y arder. Se volteó hacia él. Aunque hubiera perdido el mando, seguía enojada por la evidente indiferencia hacia su posesión. Bien se imaginaba lo que los Caballeros dirían sobre ella... Pero no, se debía a la Reina y al país.

-¡No lo permitiré!-Gruñó Alucard , leyendo sus pensamientos.-¡Ninguno de ellos tomará lo que es legítimamente mío!

-¡No me gruñas ¡No puedo intervenir en esto más que tú! Es mi deber como...-Comenzó Integra, cuando Alucard la interrumpió, vociferando:

-¡Tu deber ¡Tu deber ahora es hacia mí!-Y se puso de pie.

-¡No soy tu sirvienta!-Le gritó Integra.

-¡Pero eres mi esposa!-Replicó Alucard.

Integra calló de pronto, estupefacta. ¿Esposa, dijo ¡Si no hubo ceremonia!

-En mi época, no era necesaria. En mi época, había tan sólo un simple juramento de fidelidad entre dos personas; por ejemplo el que tuve con la madre de Mouse. Me diste tu corazón, tu sangre y tu cuerpo la noche de tu cumpleaños y aún antes: desde el día en que nos conocimos, siempre has sido mía.-Le reveló Alucard.

Integra no sabía que decir. La mitad de ella misma decía : ¡NO! Esto es imposible. ¡No podemos hacerlo¡Con él no! Pero la otra sólo sonreía y encontraba muy confortable el hecho de que , a su manera, él amaba.

-Alucard, yo...-Comenzó, no muy segura de saber qué decir.

-Los Caballeros tendrán que aceptarlo. ¡Nunca te casarás!-Dijo Alucard, ahora susurrando en su oído, como si estuviera tras ella. Pero su sensibilidad y devoción, demandaron atención. Ella es la hija de Lionel Hellsing , la última línea de sangre que protegería la luz de la descendencia para una misión hacia Dios. La realización de una vida que no le pertenecía la llevó a hablar de nuevo.

-No, Alucard. No puedo.

-¿No me pediste que engendrara al siguiente heredero de Hellsing?-Preguntó Alucard , con una mueca malvada. Los ojos de Integra se abrieron de par en par, llenos de miedo y determinación.

-Entonces, es mucho el tiempo que hice.-Mantuvo Alucard , mientras que uno de sus tentáculos de sombra se le acercaba. Integra lo aplastó y alejó de un golpe, pero regresó otra vez. De inmediato, al sentir el toque de algo frío acariciando su pierna, Integra se sobresaltó. Intentó safarse.

-Creo haber dicho que no. -Repitió.-Un caballero...

-Soy un monstruo, no un caballero, recuérdalo.-Aclaró Alucard.-Un monstruo que no te debe su obediencia.

Estaba en lo correcto. Ahora estaba libre de cualquier control. Libre de ir y venir como él quisiera. Podía hacer lo que deseara y todavía la obedecía. En cierta forma. Se había quedado con ella. Los ojos de Alucard comenzaron a brillar diabólicamente rojos , como si se preparara para atacarla.

Was machst du da fur scheibe!-Le conjuró Integra, contrariándolo.

Pero los oscuros y fríos tentáculos de Alucard la levantaron hasta el techo y la dejaron suspendida en el aire. Seguía mascullando y luchando en su contra, intentando safarse de la situación.

Hurensohn!-Gritó , observándolo con un relámpago atravesando sus ojos azules, alertándolo del peligro que corría si propasaba sus límites.

De repente, Alucard levantó una ceja.

-No sabía que te supieras esa palabra.-Rió, casi para sí mismo.

-Sé esa y muchas más. Ahora¡Bájame!-Vociferó.

-No.-Dijo Alucard.

-Cuando me pediste que recapacitara mi respuesta, no pensé que me obligarías a hacerlo si me negaba.

Integra dejó de pelear. Bien sabe que no puede safarse de esta. Se calma a sí misma , controlando sus pensamientos , moderando sus escalofríos , manteniendo su tono de voz con severidad al darle una orden verbal. Que escupe intentando frenar su odio y desprecio, bastante lógicos a esta altura.

-¡Demando que me bajes¡Ahora mismo, Alucard, o sino...!

-Sino¿Qué?-Preguntó , bajando la voz con malicia.

-¡No te atrevas a violarme!-Aulló Integra.

-¿Y si me niego a obedecerte?-La desafió.

-¡Maldición, Alucard¡Déjame ir!-Rugió.

Alucard bajó sus tentáculos hasta el suelo.

-Mucho mejor.-Suspiró ella.

Las sombras de Alucard la bajaron del techo, pero no la soltaron. La miró a los ojos. Azules eran los de ella, rojos eran los de él. Como una contradicción , se atraían, pero todo sobre ellos había sido siempre un enfrentamiento constante. Vida, muerte, bondad, maldad, mujer, hombre. Ella, fuego, pero él, hielo. Él se odiaba a sí misma por esperarla tan malévolamente. Era el Rey de la No Vida, locamente enamorado de una mortal. Oh, qué bajo había caído el gran Zeus. Se inclinó ante ella y clamó por sus labios.

Integra trató de impedir que Alucard la violara. Trató de armarse de valor para enfrentar sus avances. De todas formas, el cuerpo de Integra respondía de acuerdo al toque de Alucard. Resentida consigo misma, volvió a besarlo. Los labios de Alucard eran ásperos y parecían buscar extraer hasta el último respiro de Integra. Ella permitió que su lengua la forzara para entrar en su boca. Como si ambas lenguas estuvieran de acuerdo.

"¿Qué demonios estoy haciendo¡Dije que NO!" Pensó Integra y mordió la lengua de Alucard, tan fuerte como pudo. Su sangre le llovió en la garganta. Lo empujó y la misma se roció sobre el escritorio.

-¡Dije que NO¡Maleducato Scemo! ¡Affo!-Repitió.

Alucard agrandó la sonrisa, como si acabara de saborear la sangre de su lengua. Se lamió los labios.

-No pensé que siquiera supieras esas palabras.Tsk, Tsk, Tsk... ¡Qué chica tan traviesa tengo! Creo que necesitas que te castigue.

Alucard se volvió a Integra y la tendió sobre su propio escritorio. Sus tentáculos la arrojaron y acomodaron a través de él, envolviéndose en torno a ella, sujetándola para que no se moviera, ni una pulgada.

-¡Maldito Vampiro¿Cómo diablos te atreves...!-Aulló Integra, en tanto luchaba y pateaba por su libertad.

Alucard sonrió con profunda perversidad. Qué linda era Integra vista desde atrás, pero mirarla no era lo único que pretendía hacer. Comenzó acariciando ambas mejillas con sus manos en suaves movimientos circulares y por último , un fuerte apretón. Integra jadeó y se sonrojó profundamente ante tal muestra de audacia. Él acariciaba sus piernas como si estuviera tras ella. Se presionó con fuerza en su espalda, inclinado sobre ella, para hablarle, tanto que podía sentirlo más y más duro.

Quería que sintiera cuánto la deseaba. Los sentidos de Integra entraron en pánico. Buscaban con desesperación una manera de pensar en cómo salir de ésta. Ella se sacudía y se sacudía contra los tentáculos, pero ellos la sujetaron demasiado rápido y sólo logró que cerraran su agarre con más fuerza para someterla. Podía sentir a Alucard, deteniéndose dentro de ella. Entendió que él quería que ella lo sintiera así. Para sentir su deseo , su miedo, su impotencia al no poder hacer nada para detenerlo. De repente, sintió su aliento frío en el oído.

-¿Recuerdas cómo se siente? No puedes esperar a sentirlo de nuevo ¿Eh?-Susurró, con la voz en suelta lujuria.

Integra lo sintió cuando separó sus piernas con el pie. Pudo sentirlo bajo sus medias.

-¡Tú, hijo de perra¡Si me violas, te mato¡Haré que te quemes en el infierno¡Te arrancaré esos malditos ojos¡Todos¡Los seiscientos!-Chilló Integra, con miedo y desprecio.

-Ja Ja Ja, esa es mi chica , tan llena de veneno ardiente. Por cierto, sólo tengo cuatrocientos treinta y dos ojos en mi otra forma. Todos para verte mejor, mi querida.

La sangre de Integra se enfrió cuando ella sintió que sus pantalones bajaban hasta sus tobillos. Jadeó al oír cómo se rasgaba la tela. Aire frío.

Maldito seas, Alucard!

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